El secreto para impulsar tu carrera al máximo

Ser auténtico siempre es la mejor opción, también en el trabajo. Te enseñamos a ser fiel a ti mismo y por qué es tan importante. 

Ser auténtico requiere práctica, especialmente para las personas que han sido condicionadas para tener siempre una actitud que agrade y tranquilice a todo el mundo, para evitar conflictos y situaciones incómodas. Sin embargo, aunque puede resultar muy cómodo para los demás, realmente no estás haciendo lo mejor para ti. Si eres fiel a tus propios valores y creencias, no solo te cuidarás mental y emocionalmente, también podrías ver un progreso físico en tu carrera.  

 

“Cuando eres auténtico, no malgastas energía fingiendo ser alguien que no eres y resulta muy liberador. La mejora a nivel de bienestar mental puede ayudarte a concentrarte mejor, tener mejores relaciones y, posiblemente, incluso progresar a nivel laboral. La gente será más propensa a confiar en ti y respetarte cuando tienes una actitud genuina y, a largo plazo, es el camino más rápido para lograr el éxito” explica Cheryl MacDonald, asesora empresarial y fundadora de las franquicias YogaBellies. 

 

Solo tenemos que ver el ejemplo de famosos como Oprah, Angelina Jolie, Beyonce y Leonardo DiCaprio para reconocer el éxito que han alcanzado siendo siempre fieles a ellos mismos y siguiendo su camino más auténtico. Julian Metcalfe, fundador de las cadenas de restaurantes Pret A Manger e itsu, también destaca la importancia de ser auténtico en el trabajo y de cómo no solo te ayuda a ti a avanzar, también a los que te rodean, especialmente si tienes un puesto de liderazgo: “Necesitas permitir que la gente se exprese de manera genuina, hablar y ser transparente, porque eso es lo que da lugar a los grandes equipos y las grandes empresas. La gente necesita esa sensación de sinceridad y de tener un objetivo”. 

POR QUÉ SER AUTÉNTICO EN EL TRABAJO PUEDE PARECER DIFÍCIL 

 

En la vida real, sin embargo, ser auténtico es algo más fácil de decir que de hacer, especialmente si trabajas en un entorno corporativo donde la cultura laboral se parece más a una dictadura. “La cultura de empresa es uno de los mayores impedimentos para ser auténtico” admite Mhairi Todd, coach de vida y fundadora de Revolve. “Es cierto que algunas empresas fomentan la diversidad (e incluso la confrontación) en las ideas, aceptan el feedback y dan tanta prioridad a los empleados como a la satisfacción de los clientes, pero, por desgracia, la inmensa mayoría tiene una cultura totalmente desequilibrada. Esto supone que normalmente restringen y limitan el comportamiento y la conducta de los empleados: desde el principio, la empresa te está diciendo que no quiere que seas tú mismo y que debes adaptarte a las normas. Es muy fácil de entender por qué la gente no se muestra tal y como es”. 

 

También hay una parte de comportamientos “aprendidos”. “Donald Winnicott, uno de los mejores psicoanalistas británicos escribió sobre el concepto del yo verdadero y el falso” nos cuenta la doctora Arianna Masotti, psicóloga residente de ROWBOTS. “Si, cuando éramos más jóvenes, nuestro yo verdadero (nuestra parte más auténtica y vulnerable) no fue del todo aceptada, desarrollamos lo que se denomina un yo falso y lo usamos como una máscara para lograr ser aceptados. No significa que estemos mintiendo, más bien es un mecanismo de defensa para pertenecer al grupo, un instinto primordial heredado de nuestros ancestros: si pertenecemos al grupo, sobrevivimos, si nos quedamos solos, morimos”. 

 

Esta necesidad de aprobación o de ser visto como una persona “fácil” limita nuestra libertad para expresarnos y oculta nuestro yo auténtico. Es especialmente relevante al tratar con personalidades dominantes o intimidantes en nuestro trabajo. “Hay gente con la que no es fácil trabajar y puede parecer más sencillo caer en la trampa de dar demasiadas explicaciones sobre nosotros mismos para evitar el conflicto. Pero, lo que para ti puede ser una cortesía básica, para esas personas puede ser una indicación de tu voluntad para someterse o de resultar servil, lo que atrae los comportamientos intimidatorios”, destaca Ingrid Ord, psicoterapeuta de terapia cognitiva y parte de la base de datos TherapyFinders. La resiliencia y la conciencia de uno mismo te ayudarán a defender tu terreno en estas situaciones y son más fáciles de conseguir si estás acostumbrado a ser auténtico.  

 

“Cuando tienes una idea clara de tu propia identidad, puedes librarte de la necesidad de lograr la aprobación de los demás para determinar tu valía. Esa resiliencia, a su vez, se refleja no solo en tu rendimiento en el trabajo, también en tu bienestar, algo sumamente importante. Dejamos de lado los comentarios de los demás y pintamos el mundo con los colores que de verdad nos gustan a nosotros”, continúa la doctora Arianna. 

CONSEJOS PARA SER AUTÉNTICO EN EL TRABAJO 

 

No es algo que se consiga de la noche a la mañana, pero hay tácticas que puedes implementar para defender tu terreno en el trabajo. Como todo, cuanto más las practiques, antes se convertirán en un hábito y antes sentirás que tus valores se están respetando en el puesto de trabajo tanto como fuera de él. 

 

1. Identifica tu síndrome del impostor y déjalo de lado 

Incluso la gente con más éxito del planeta sufre en algún momento el síndrome del impostor y normalmente ocurre cuando nos forzamos a salir de nuestra zona de confort. “Pasar al siguiente nivel asusta al niño que tenemos dentro y desencadena esa idea de ‘pero quién te crees que eres’. La clave es verlo como un intento inadecuado de seguir sintiéndonos seguros y reconocer que cuando estás en pleno síndrome, en vez de intentar librarte de él, debes felicitarte por querer conseguir más cosas y verlo como una señal de que estás progresando hacia algo mejor”, recomienda Mhairi. 

 

2. Confía en el proceso y vive el momento 

No le des demasiadas vueltas a los fracasos o a las cosas que salen mal en el trabajo. En su lugar, céntrate en el proceso (no el resultado), porque así aliviarás la presión de alcanzar tus objetivos. Cuando sientes que eres suficiente, puedes ser más auténtico y “el resultado llegará de manera natural, sin dudas ni críticas internas”, afirma la doctora Arianna. 

 

3. Aprovecha tus talentos naturales 

Conocerte mejor y saber cuáles son tus puntos fuertes te ayuda a usarlos en tu provecho, ya sean habilidades sociales, organizativas, logísticas… Una vez que empieces a brillar en lo que se te da muy bien, otras personas de tu lugar de trabajo reconocerán también tu valía, te sentirás más cómodo y tendrás más posibilidades de tener éxito en las tareas que se te asignen. 

 

4. Toma nota de tus patrones de comportamiento 

“El conocimiento consciente es sumamente útil”, afirma Cheryl. “Toma nota en cuanto empieces a salirte del camino de tu autenticidad y sientas que no puedas ser tú mismo. Escribir un diario puede ser una manera estupenda de llevar un registro de tus sentimientos y pensamientos. Puede ayudarte mucho a ser consciente de cómo te sientes. Y recuerda que no pasa nada por equivocarte, lo importante es cómo corriges los errores”. 

 

5. Presta atención a la conciliación de la vida laboral y familiar 

Si tienes problemas con los desafíos que te presenta el trabajo o te da miedo acudir a tu puesto, necesitas aclarar los motivos e identificar tus prioridades. “La vida pasa en un suspiro y lo que parece de suma importancia cuando estamos trabajando para alcanzar un objetivo concreto puede resultar insignificante cuando se contrasta con nuestros valores”, afirma Ingrid. Asegúrate de que la dirección en la que te diriges te hace feliz y no es solo algo con lo que te conformas para evitar problemas. 

 

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Becci Vallis

Becci Vallis

Becci Vallis es periodista de salud y belleza desde hace 17 años y ha escrito para publicaciones como Grazia, Stylist, Cosmopolitan y Red. Apasionada de la sostenibilidad y de cómo la industria puede poner freno a la contaminación, cuando no está paseando a su perro o escribiendo artículos, puedes encontrarla boxeando, haciendo yoga o cocinando un festín vegetariano. El postre es una rutina diaria que nunca piensa abandonar.