Una rutina con alma para la piel

Fue Miguel Ángel quien afirmó que “tocar es dar vida”. Seguro que llevaba razón en parte, pero en este mundo pospandemia, donde tenemos que pedir permiso para abrazar a nuestros seres queridos, hemos tenido que buscar otras maneras de reconfortarnos.

Por eso las rutinas de cuidado de la piel con alma se han vuelto tan populares. Estas rutinas no solo incluyen un tacto suave y compasivo, también otra parte fundamental del bienestar, el mindfulness.

 

Los estudios nos demuestran que el tacto calma y relaja y nos da una sensación de seguridad y confianza, además de reducir el estrés cardiovascular. También nos llena de oxitocina, “la hormona del amor.”

 

De hecho, una investigación realizada por la Escuela de Salud Pública de UC Berkeley descubrió que una simple palmadita en la espalda por parte de un médico puede aumentar las tasas de supervivencia de los pacientes con enfermedades complejas.

 

También hay pruebas de una conexión entre la mente y la piel: distintas investigaciones han demostrado que el mindfulness no solo ayuda a curar las heridas también mejora los síntomas de la psoriasis. En definitiva, tiene mucho más poder de lo que pensamos.

 

Teniendo esto en cuenta, hemos hablado con tres mujeres que afirman que su rutina mindful para la piel les ha ayudado a encontrar un mayor equilibro, a potenciar su autoestima, reducir el estrés e incluso mejorar los síntomas relacionados con la menopausia. Porque la belleza no es algo superficial.

 

“Mi rutina de cuidado de la piel me ayuda a adaptarme a un nuevo país”

Donna Francis, 45, editora/asesora, Florida, EE. UU.

 

“Cada mañana y noche, cuando me aplico un aceite de ducha hidratante, intento vaciar la mente de todo pensamiento que me produzca ansiedad: ¿He rellenado todos los formularios para el nuevo colegio de Billy? ¡He tenido muchísimo trabajo hoy! O incluso... ¿Es feliz el gato?  

 

Actualmente tengo un diálogo constante en la cabeza, porque hace poco me mudé de Londres a Florida con mi marido Dan, mis dos hijos (de 16 y 10 años de edad) y nuestro querido gato ya entrado en años.

 

Debido a las restricciones con los visados de EE. UU., ahora soy yo la que trae el pan a casa. Además, ya no tengo cerca a mis amigos y mi madre para darme un abrazo y ayudarme cuando me empiezo a sentir abrumada.

 

Con los niveles de estrés por las nubes, tuve que encontrar una nueva manera de relajarme. He leído muchas cosas sobre mindfulness, y, como el único tiempo que encuentro para mí es por la mañana y la noche, en el baño, he decidido darle una oportunidad en esos ratos. En Londres, me centraba en cuidar la piel de manera óptima, para lograr que estuviera sana y radiante, pero no prestaba atención a su efecto sobre la mente.

 

Ahora, en cuanto entro en la ducha y me empiezo a mojar, tomo aire de manera consciente y disfruto de los aromas del aceite de ducha. En vez de lavarme rápidamente, cierro los ojos y me concentro en la fragancia y en la calidez del agua. Dejo que la mente se adentre en un espacio de paz durante unos minutos.

 

Después de la ducha, ya no me visto a toda prisa y a medio secar. Dedico unos minutos a aplicar The Ritual of Mehr Dry Body Oil – con un masaje y me concentro en lo que siento, lo que escucho y lo que huelo.

 

Además, ahora uso aceites o bálsamos para lavar el rostro porque me parecen más agradables y con una dimensión táctil. Echo el limpiador en la mano y huelo su aroma, antes de aplicarlo con un suave masaje en el rostro, prestando atención a la manera en que noto la piel, en vez de a su aspecto.

 

También he empezado a usar un rodillo de jade después de hidratar la piel. Durante unos dos minutos me centro en acabar con la tensión que acumulo en la mandíbula, la frente, las sienes y las mejillas. Lo dejo cerca del portátil para usarlo también durante el día.

El poder de mi nueva rutina quedó patente cuando dejé de usarla durante un breve viaje a Las Vegas. Durante cuatro noches seguidas me desperté a las tres de la mañana preocupada por mil cosas, desde el arenero del gato hasta el aparcamiento. ¡Nunca más! Ahora es una parte sagrada del día. Tengo la piel estupenda. Pero además, el mayor beneficio es la sensación de calma que me aporta”.

 

El mejor consejo de Donna: “Cuando notes la piel y la mente congestionadas, usa los dedos o un rodillo de jade para estirar los lóbulos de las orejas hacia el cuello. Ayuda a eliminar las toxinas de los nódulos linfáticos y a aliviar la tensión”.

 

“Un masaje semanal me ha ayudado a reconectar mente, cuerpo y alma”

Tina Inns, 47, música, Gold Coast, Australia

 

“Soy madre soltera desde que tuve a mis gemelos hace 18 años. Siempre he trabajado a tiempo completo, así que mi vida es complicada y nunca he priorizado mis cuidados. Cuando empecé a tener problemas para dormir más de cuatro horas cada noche, me di cuenta de que tenía que prestar atención también a mi bienestar.

 

Una amiga me recomendó un masaje que me ha ayudado mucho mental y físicamente. Además, la ciencia ha demostrado que puede reducir los síntomas premenopáusicos, que creo que están detrás del insomnio y la ansiedad que tengo.

 

Antes de cada sesión, hablo un poco sobre cómo me siento con mi terapeuta y masajista. Ella se encarga de preparar la mejor mezcla de aceites esenciales para ese día en concreto. Ayer, usó lavanda, manzanilla y neroli para ayudarme a relajarme y dormir mejor. He tenido siete horas de sueño.

 

Pese a que aún tengo síntomas premenopáusicos, me molestan mucho menos. Los sofocos son mucho menos frecuentes. La ansiedad no es tan marcada y el dolor de las articulaciones ahora es más llevadero. 

  

Lo que más me sorprendió es lo mucho que me calma que me toquen. La combinación de la pandemia global, la paranoia sobre la distancia social y el hecho de que mis hijos ya no se muestran tan cariñosos se habían confabulado para que desarrollara “hambre de contacto”. Cuando Kerry empieza a darme el masaje y a aliviar la tensión me siento como en una nube. No es fácil de explicar, porque va más allá de lo físico. Me siento protegida y querida.

 

Cuando no doy una cabezada, Kerry, mi terapeuta, me anima a relajar la mente concentrándome en la respiración: contar hasta cuatro mientras inspiro y hasta cuatro cuando expiro. Me centro solo en todas las sensaciones que noto.  

 

El masaje semanal me pone de mejor y humor y noto que soy mejor madre, amiga y jefa gracias a él. Los masajes con aromaterapia son una parte imprescindible de mi vida. No solo he descubierto la importancia del tacto, también he entendido que los autocuidados son una manera de quererse a una misma. Ahora sé que me lo merezco”.

 

El mejor consejo de Tina: “Para cuidarse no hace falta ir al spa. Los sábados por la mañana me doy un buen baño, me pongo una mascarilla facial y enciendo una vela de masaje de Ritual of Jing. Después, puedes usar el aceite derretido para darte un masaje. ¡La felicidad completa!”

 

Mis intenciones y mi cuidado de la piel van de la mano”

Giselle La Pompe-Moore, 32, guía espiritual y escritora (Take it in, Penguin Random House), Londres, Reino Unido

“Descubrí el poder de cuidar la piel de manera mindful cuando, a mitad de la veintena, tuve que lidiar con una baja autoestima. Trabajaba como relaciones públicas en Nueva York y pasaba mucho tiempo rodeada de modelos y fotógrafos. No era fácil.

Siempre me ha atraído lo espiritual y estas rutinas dobles a lo largo del día tenían un gran impacto sobre mí: me quería más y me notaba más equilibrada. Desde entonces son una parte fundamental de mi vida.

 

Las mañanas son el momento en el que establezco mis objetivos y así elijo los productos que voy a usar. Si mi objetivo es, por ejemplo, ser más cariñosa y mostrar una mayor compasión hacia mí misma, opto por ingredientes hidratantes y calmantes, como la rose. Al aplicar los productos, doy las gracias a la piel por todo lo que hace por mí. Muchas veces nos ponemos todos esos productos para “arreglar” la piel, pero nos olvidamos de tocarla para apreciarla.

 

Por la noche, creo un “altar de belleza” en el baño según mis objetivos para ese día. Incluyo siempre cuatro elementos. La tierra la representan los cristales El fuego, con una vela. El aire con un aceite esencial en un difusor, y además tengo un bol de agua para mojar una toalla y limpiarme el rostro.

 

Cuando termino de ducharme o bañarme, realizo un escaneo corporal. Centro mi atención en la respiración, en vez de en los pensamientos. Mientras respiro despacio, empiezo a aplicar una crema o un aceite con un masaje circular (Me encanta Rituals of Ayurveda Indian Rose and Honey body cream desde los pies hacia arriba. Me concentro en cada parte del cuerpo de manera individual y presto atención al masaje, a las emociones que desencadena o a las sensaciones físicas, como dolores, tensiones o placer.

 

A veces me sorprende lo que me cuenta el cuerpo. Anoche me di cuenta de que me dolía el hombro izquierdo y en general me notaba dolorida y cansada. Por eso el objetivo para hoy es tomármelo con más calma. 

 

Hacer esto dos veces al día requiere tiempo. Pero el mayor acto de amor es dedicarse tiempo a una misma”.

 

El mejor consejo de Giselle:Escribir en un diario justo después de cuidar la piel es ideal para procesar los pensamientos que surgen durante ese momento. Mindfulness no consiste siempre en buscar el arcoíris. Habrá días en los que no te encontrarás bien y escribirlo en un diario puede ser de gran ayuda”.