Historias a flor de piel: Una conversación con Denise Boomkens

Bienvenidos a Historias a flor de piel. En esta serie de artículos hablamos con mujeres reales sobre sus rostros igualmente genuinos. 

 

Muchas personas nos sentimos inseguras en nuestra piel y, seguramente, pensamos que no está a la altura de los poco realistas estándares de la industria de la belleza. Creemos que ha llegado el momento de hablar sobre lo que significa tener una piel y un rostro auténticos. Hoy hablamos con Denise Boomkens, escritora, fotógrafa, creadora de contenidos y defensora del envejecimiento. Esta es su historia y la de su rostro. 

 

¿Qué significa para ti la belleza? 

La belleza es algo muy versátil. Creo que la belleza perfecta e impecable es bastante aburrida. Me gustan los rostros llenos de carácter. Es fácil ver si alguien está lleno de confianza y seguridad y se siente bien en su piel. Creo que eso es la belleza. 

 

¿Cómo te sientes respecto a cumplir años? 

Las cosas cambian, pero no lo hacen para bien ni para mal. Son solo cambios. Creo que, cuando aceptas que estás envejeciendo y que estás pasando de una etapa de tu vida a otra, todo se vuelve más fácil, mejor y más satisfactorio. Te llenas de inspiración y no hay límites en lo que puedes hacer. Siempre puedes cambiar de trabajo, de educación, de colegio, de marido… Puedes hacer lo que quieras.  

 

Desde que empecé mi proyecto, Ageing Unapologetically, mi perspectiva sobre la edad ha cambiado muchísimo. He fotografiado y entrevistado a unas 150 mujeres y cada una de ellas me ha llenado de inspiración. Ha sido maravilloso. 

¿Cómo ha influido la maternidad en tu perspectiva respecto a la edad? 

Tenía una estupenda carrera como fotógrafa, viajaba por todo el mundo y de repente noté que con 38 años seguía queriendo tener un hijo. Durante esa época, visité distintos hospitales, hablé con varios médicos y muchos me dijeron que era demasiado tarde. Mis óvulos eran viejos, yo era vieja, mi cuerpo era viejo. Si miramos la fertilidad de las mujeres, sin duda tenían razón. Pero me sentí como si me pusieran un sello en la frente que decía:  “Soy vieja”. Luego a los 39 me quedé embarazada y a los 40 tuve a mi hijo y la verdad es que no me sentía nada vieja. No me sentía ni mayor ni como una madre mayor. Sentía que no tenía edad. Fue la mejor época de mi vida. Me sentía preciosa. Me sigo sintiendo joven a los 48. 

 

¿Qué mensaje quieres transmitir a tu hijo respecto al proceso de envejecer? 

Mi hijo tiene ocho años y a veces me dice que tengo arrugas. Siempre le digo que son de reírme tanto. Que me hace sonreír tantas veces que me salen arrugas. Estoy contenta de haber tenido una vida estupenda y de haberme ganado estas arrugas. Estoy muy orgullosa de ellas. Quiero que sepa que es un proceso muy normal, que es normal envejecer y que los cambios que sufre el cuerpo no tienen nada de malo. 

 

¿Qué te animó a empezar el proyecto Ageing Unapologetically? 

Después de tener a mi hijo, decidí volver a adentrarme en la sociedad y encontrar un nuevo lugar y un nuevo yo que sabía que llevaba dentro. Noté que había un gran vacío, porque en ninguna revista se representaba a las mujeres de mi edad o más mayores. No había ninguna cuenta de Instagram con mujeres bellas e inspiradoras que tuvieran mi edad. Así que decidí crear una. Empecé este proyecto retratando a mujeres de más de 40 años, pero también de más de 50, 60, 70 (incluso a una mujer que tenía 102 años), para mostrar al mundo lo bonito que es envejecer. Que la belleza no conoce edad. Quería empezar una nueva comunidad con todas estas mujeres y ayudar a las generaciones más jóvenes a envejecer con confianza y sin pedir nunca perdón. 

 

¿Qué opinas sobre la representación de las mujeres en los medios de comunicación hoy? 

Cuando no te ves reflejada en los medios de comunicación, en las revistas ni en Instagram, es difícil encontrar tu camino. Las mujeres tienden a ser modestas y piensan que deberían ser más discretas cuando empiezan a envejecer. Yo quiero mostrarle al mundo que no tienen por qué hacerlo. Puedes ser tú misma. Espero y creo de verdad que las mujeres están cambiando poco a poco y me encanta verlo. Aún no hemos llegado, pero estamos mejorando. 

 

Cuando eras más joven, ¿qué pensabas de envejecer? 

Cuando era joven, tenía cerca a dos mujeres muy importantes en mi vida. Una era mi madre y la otra era mi abuela. Y ambas tenían visiones muy distintas de lo que supone envejecer. Mi madre era muy relajada. Aceptaba su edad y su etapa vital sin problemas. Me gusta ver que las mujeres están felices y seguras de sí mismas. En el lado opuesto, mi abuela le tenía mucho miedo a la edad. Me ponía triste ver cómo se aferraba a la juventud e intentaba siempre aparentar ser más joven. Por eso, desde pequeña vi ambas maneras de afrontarlo y decidí seguir los pasos de mi madre. Porque no se puede ser joven para siempre.