El arte de la atención en un mundo lleno de distracciones

Las prisas, la agenda llena y las distracciones a menudo nos roban la atención. Repasamos la lista de lo que tenemos que hacer en la ducha, miramos el móvil mientras conversamos y publicamos fotos de lo que estamos comiendo durante la cena. Descubre cómo controlar la atención a través de unas simples prácticas que requieren los cinco sentidos.

 

La atención hace que todo sea más bonito, o así afirma el eslogan de la marca sueca IKEA. Pero eso no siempre es cierto: concentrar la atención en nuestros miedos o en nuestro enfado, por ejemplo, no logrará que esos sentimientos negativos sean más bonitos. Logrará solo que crezcan. La atención logra que todo crezca.

 

Por eso en qué centramos nuestra atención tiene una gran relevancia sobre nuestra felicidad y nuestro bienestar. En pocas palabras, nuestras experiencias vienen determinadas por aquello a lo que prestamos atención.

 

Pero controlar nuestra atención y adónde se dirige no resulta fácil, especialmente en un mundo hiperconectado donde las distracciones luchan por atraer nuestra atención y alejarnos del momento presente. Lo que queda pendiente en la lista de tareas, en la bandeja de entrada del email, las infinitas pestañas abiertas en el portátil… Vivimos rodeados de distracciones constantes. El resultado es que nuestra atención se divide y nuestra mente abre la puerta a ideas a las que no hemos invitado y que no queremos que estén ahí.

 

Controlar la atención

¿Y si pudiéramos decidir a qué prestar atención? ¿Y si pudiéramos centrarnos en las ideas que nos empoderan y no en las que nos limitan? Sin duda, tendríamos vidas más tranquilas, alegres y con significado.

 

Aunque no podemos eliminar todas las distracciones, sí que podemos aprender a dirigir nuestra atención adonde queramos. Los budistas zen llevan años haciéndolo. En la antigüedad, los monjes zen ejercitaban su “músculo de la atención” a través de cuidadas rutinas. Algunas de esas ceremonias, como la ceremonia tradicional japonesa del té, conocida como chadō, se siguen practicando en la actualidad como una manera de fomentar la atención.

 

Todos los sentidos participan

Con una serie de complejas reglas y pasos ceremoniales, se tardan años en dominar la ceremonia japonesa del té. Pero la idea es sencilla: se trata de experimentar y apreciar por completo el momento, centrando toda la atención en los aromas, los sonidos, las imágenes, los sabores y las sensaciones que te rodean. Es algo que puedes practicar en cualquier momento y lugar.

 

Prestar atención con todos los sentidos es un ejercicio muy valioso que te aleja de distracciones y te acerca al momento presente. Vamos a estudiar cada uno de nuestros sentidos y a ver cómo nos pueden ayudar a dominar el arte de la atención.

 

1. Vista

Mirar no es lo mismo que ver. Cada día miramos infinidad de cosas, pero la mayoría no llegan a nuestra atención consciente. Al centrar la vista de manera deliberada, puedes entrenar para ser más consciente (y tener un mayor control) de lo que vemos y observamos. Puedes hacerlo en casa o mientras paseas al perro, o puedes hacerlo de manera más estructurada con la meditación con velas o mirando al cielo. Al centrar la vista en un objeto, la llama de una vela o el cielo azul, deja que la quietud de los ojos aporte tranquilidad al alma.

 

 

2. Oído

A menudo ignoramos los sonidos que llenan nuestras vidas diarias. Pero, en vez de ignorarlos, ¿por qué no pruebas a comprenderlos? Para practicar la escucha atenta, cierra los ojos y presta atención a los sonidos que aparecen y desaparecen a tu alrededor. Cuando oigas un sonido, no lo reconozcas e inmediatamente lleves tu atención a otra cosa. Sigue el sonido hasta que desaparezca.

 

3. Olfato

El sentido del olfato es muy poderoso. Los olores pueden calmar, estimular o despertar un recuerdo. Un paseo por el bosque ofrece la oportunidad perfecta para explorar los efectos que los distintos aromas tienen sobre ti. Los bosques de pinos son lugares con una magia especial, ideales para un paseo olfativo, puesto que las coníferas desprenden olores fuertes y característicos. Mientras caminas por un bosque, centra tu atención por completo en los olores que te rodean y nota cómo repercuten sobre tu cuerpo, tu mente y tu alma.

 

4. Gusto

¿Te acuerdas de cómo sabía lo que has desayunado esta mañana? ¿Recuerdas los sabores, las texturas y los aromas? Muy posiblemente, no. En nuestras ajetreadas vidas, comer se ha convertido en algo que hacemos deprisa y corriendo, sin prestar de verdad atención. Intenta prestar atención a cada una de tus comidas. Así, cada bocado se convierte en un ejercicio de conciencia y atención.

 

5. Tacto

De todos los sentidos, el tacto sea posiblemente el que menos atención recibe. Pese a que lo que tocamos nos repercute de manera extraordinaria, está tan presente en nuestras vidas que a menudo nos olvidamos de él. Adéntrate en el sentido del tacto prestando atención a los momentos de contacto físico que se producen a lo largo del día. Nota el agua que te recorre el cuerpo en la ducha. Presta atención a la sensación de la ropa sobre la piel. O intenta lavar los platos con los ojos cerrados.