Por qué una mentalidad positiva es mejor aún con algún que otro pensamiento negativo

La positividad tóxica rechaza nuestro lado negativo pese a que estar (a veces) triste también tiene beneficios 

 

La positividad se nutre de todo lo que hacemos y sentimos. Elegir una mentalidad positiva para ver la vida es fundamental para llenarte de gratitud, alegría y felicidad. Dicho esto, todos sabemos que la vida no es siempre de color de rosa. Cuando la vida nos planta un desafío delante, es fácil y natural entrar en un modo negativo. La sociedad muchas veces nos anima a “mirar el lado bueno” cuando nos sentimos tristes, pero ¿qué pasa si la negatividad no siempre es mala para nosotros? ¿Qué pasa si, de hecho, las emociones negativas pudieran ser una herramienta que nos ayuda a sentirnos más positivos a largo plazo? A continuación exploramos porqué deberíamos evitar la positividad tóxica y cómo aceptar lo negativo puede fomentar una mente sana y resiliente a largo plazo.  

 

¿Qué es la positividad tóxica?

Siempre hay un amigo o familiar que logra encontrar algo bueno a cualquier situación, especialmente en épocas difíciles. Por ejemplo, cuando se rompe una relación, intentan animarte diciéndote que “hay muchos peces en el mar”. Puede sonar como una manera de darte ánimos pero lo cierto es que resulta exasperante cuando te sientes desamparado y triste. Esa constante reacción “positiva” a las circunstancias negativas lleva consigo una sensación de rechazo e invalidación y se conoce como “positividad tóxica”.   

 

La doctora Marianne Trent, psicóloga clínica y autora de The Grief Collective destaca la diferencia entre la positividad auténtica y la tóxica cuando afirma que “la positividad real es tener una actitud compasiva y sincera hacia nuestras acciones y las de los demás. Conlleva una amplificación de la sensación de aceptación y validación”. Por el contrario, “la positividad tóxica parece un acto de gas de luz emocional. 

 

Las ventajas de aceptar lo negativo 

En momentos difíciles, buscamos el apoyo de nuestros amigos y nuestra familia, e incluso el de desconocidos. Por eso, es normal frustrarse cuando ese espacio de alivio se ve invadido por la positividad tóxica. Varias investigaciones han demostrado que lidiar con las emociones negativas es fundamental para sanar y alcanzar el bienestar. Intentar suprimir las emociones negativas, como el desamor, la pena o el enfado, y dejar que se enconen en nuestro interior no es solo malo a nivel mental, sino que también te puede afectar a nivel físico. Un estudio reciente ha demostrado que las personas que suprimen las emociones negativas tienen una mayor tasa de mortalidad, en especial durante el duelo de una relación o una persona.  

 

Diseñados para la negatividad

Las emociones negativas son vitales para los seres humanos. Nuestros cerebros están diseñados para ser catastrofistas, una especie de mecanismo de seguridad. Las emociones negativas, como el miedo, la culpa, la tristeza y la ansiedad son necesarias, en parte para ayudarnos a desarrollar la resiliencia y mantenernos a salvo. Cuando aún vivíamos en tribus, las emociones negativas se usaban como brújula social para distinguir lo correcto de lo incorrecto, moral y éticamente.

 

En el mundo moderno, también nosotros sentimos emociones negativas y la mayoría somos capaces de actuar en consecuencia, recuperarnos y seguir con nuestras vidas. Sin embargo, existen personas que no logran salir de esos estados negativos. La doctora Lisa Turner, experta en traumas y fundadora de CET Freedom, explica que “la naturaleza y la genética pueden tener un papel clave en nuestra tendencia hacia el optimismo. Varios estudios han demostrado que el optimismo y el pesimismo pueden tener un componente genético. Sin embargo, es importante destacar que la genética es solo un factor y no es lo único que determina nuestra perspectiva de la vida. Las personas y las experiencias con las que nos encontramos a lo largo de nuestras vidas también moldean nuestras actitudes y creencias”. Turner explica que “si estamos muy expuestos a la negatividad y el estrés, mantener una actitud positiva puede resultar más difícil. Hay un claro equilibrio en la influencia entre la naturaleza y la crianza en lo que se refiere a cómo gestionamos las emociones negativas. Por eso es tan necesario rodearnos de amigos y familiares que nos ayuden a lidiar con los inevitables altibajos de la vida. 

 

Cómo reconocer las emociones negativas

Turner destaca que la “positividad tóxica nos condiciona a rechazar las emociones negativas. Pero no pasa nada por sentir una emoción mala. Tus emociones negativas son una manera de saber si algo no es bueno para ti, si una elección o acción concreta no es la correcta o para decirte que alguien está traspasando un límite. En vez de negar lo que sientes, acéptalo”.  

  

“Piensa en tus emociones como información y señales de lo que quieres y de lo que no,” afirma Turner. "Negar los desafíos es como introducir las coordenadas erróneas en el GPS”. Hay que aceptar la situación en la que nos encontramos para poder salir de ella y alcanzar la positividad.  

 

Trent también habla sobre cómo “a los humanos por naturaleza el dolor nos produce rechazo, porque es un estímulo aversivo. Por eso es normal que queramos evitar las emociones complicadas. Sin embargo, conectar con esas emociones es fundamental para nuestro bienestar y, si no lo hacemos, pueden salir a la luz de otras maneras, como la ansiedad o la infelicidad. 

 

Cómo sentir las emociones negativas de manera sana

 

1) Dale un nombre a las emociones 

Ser consciente de lo que sentimos no solo es fundamental para el crecimiento personal, sino que también puede resultar muy útil para aprender de nuestras emociones negativas. Darles un nombre y, por consiguiente, entender tus emociones no solo te ayudará a vivir de manera genuina, también te enseñará lo que es la validación y el control.

 

2) Siente todas tus emociones 

Las emociones negativas muy a menudo se reflejan en el cuerpo. Las sensaciones de tristeza, dolor o rechazo pueden derivar en tensión corporal. La meditación es una herramienta muy práctica y sostenible para relajar la mente y liberar el cuerpo del estrés emocional acumulado. Prueba este escaneado corporal de 10 minutos cuando no logres calmar los pensamientos negativos, para liberar tensión corporal y aceptar el momento presente. 

 

3) Usa tus emociones 

Las emociones negativas pueden ser una señal que indica un camino mejor. Por ejemplo, cuando fallas en un examen o en una entrevista de trabajo, es normal que te sientas decepcionado y arrepentido. Gracias a esas emociones, aprendes de tus errores y te esfuerzas por no volver a sentirte así de nuevo. Un estudio reciente ha descubierto que los trabajadores que de manera continua lidian con emociones negativas derivadas de errores que han cometido logran una carrera profesional de mayor éxito que los que no cometen errores, porque son capaces de emplear sus emociones negativas como impulso hacia el éxito.  

 

Al final, “los que son optimistas pero no se paran a reflexionar entran en un estado de negación”, comenta Turner. “Respira hondo, conecta con tus verdaderas emociones y ten cuidado con cualquier impulso o deseo de invalidad o suprimir todas las que puedan resultar difíciles”. Porque todas las emociones tienen su función dentro del gran tapiz de la vida.